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sábado, 5 de mayo de 2012

8º capítulo

Riiiiiing. La desesperante campana que indicaba que se había acabado el recreo. Volví a clase y me senté en mi sitio porque sabía que el profesor chiflado vendría en 3,2,1... ahí estaba. El profesor chiflado, así es como le llamamos porque esta chiflado, tiene un cierto parecido a Sheldon de "Big Bang". El tiene todo planeado, entra a la hora exacta todos los días, da las clases con un patrón, primero suelta su charla 45 minutos, luego 10 minutos para corregir deberes y los últimos 5 para preguntar dudas y mandar deberes. Yo creo que es un robot y que lo han mandado de otro planeta para vigilarnos y cuando llegue el momento aniquilarnos.

Bueno, estamos sentados por parejas y al lado mio esta mi mejor amigo Abel. Le cuento todo, lo de Lidia y Nacho, lo de Sofia y Adrian y lo mio con Miguel.
-No te pega Miguel, me parece un tonto- me dice Abel
-Jaja, tu no le conoces, es muy buena persona- le susurro con una sonrisa.
Lo que mas odia el Profesor Chiflado es que hablemos y cuando ve a alguien hablar lo echa fuera de clase, por eso intento no hablar mucho con Abel en esta clase. De repente se oye una voz muy alto, era la de alguien conocido. Al girarme veo la imagen del profesor chiflado regañando a Miguel y lo siguiente que veo es a Miguel levantándose y intimidando al profe. Se oye un sonido muy fuerte, no puedo respirar todo pasa muy rápido, me levanto y me acerco a el para intentar pararle.
-Déjame en paz -dice Miguel enfadado
Lo siguiente que noto es un calor muy fuerte y doloroso en la mejilla. Me me...me había pegado, salgo de clase y me dirijo al baño. Era pequeño y estaba mal cuidado me acerco a uno de los espejos tan sucios que hay y me miro la cara. Estaba roja y se podían ver la marca de unos dedos. No entiendo nada, ¿ por que se ha puesto así? solo le estaba regañando se ha levantado y ha empezado a pegarle, esto tendrá consecuencias, no quiero que le pase nada malo, aunque se que yo a él no le importo.




Una profesora regordeta y baja me empezó a preguntar todas las preguntas posibles, al final me aconsejo que me fuera a casa. Salí del baño y vi al director llevándose a Miguel del brazo. El me miro y yo baje la mirada alejándome. Al llegar a casa me eche todo los potingues posibles para que no se me notara la marca. Mis padres son bastante distantes, no suelen hablar mucho con nosotros y casi nunca están en casa, nuestra relación es fría. Me tumbe en mi cama y me puse mis cascos y encendí mi ipod, empezó a sonar una canción de Colbie Caillat (AQUÍ)

A las 3:01 cuando solemos acabar el insti recibí mensajes de mis amigas preguntándome si estaba bien y si quería verlas. Las conteste que estaba bien pero que me apetecía estar sola. Al empezar a pensar lo que estaba pasando no pude evitar que se me cayera más de una lagrima, soy muy sensible. Después de eso me obligue a ponerme a hacer deberes y estudiar, hasta que se hizo de noche, mis padres llegaron y  cenamos. Cuando me puse el pijama y estaba en mi cama muy a gusto, a punto de apagar la luz, oigo un ruido. Era como si alguien estuviese rascando algo. Enciendo la luz y me levanto, eran unas cuantas piedras que alguien lanzaba, sin mirar abajo sabía de quien eran. Abrí la ventana y entre en el balcón donde vi a Miguel, como mis padres no se iban a enterar, le deje entrar sin ninguna gana de oír sus disculpas. 

Una vez que estuvimos los dos en el balcón pude observar que Miguel tenia los ojos muy rojos de haber llorado. El saco de su espalda unas flores y me las dio.
- Lo siento, lo siento, lo siento, Ana lo siento mucho no quería pegarte estabas en el lugar incorrecto en el momento incorrecto
- Ya ya a mi no pretendías pegarme pero al profe si, ¿por que lo hiciste?- dije
- Se que me he pasado pero es que me estaba poniendo de los nervios. Me perdonas ¿por favor?
- No se...- dije dudosa, no me dejo acabar
Miguel se tira al suelo y se arrodilla:
- Por favor Ana, nunca volveré a pegar ni a ti ni a nadie
- ¿Lo prometes?
- Si, por supuesto
Sonrió, no podía creer lo que oía le importaba, lo demostraba con cada palabra que decía. El se levanta y me da un abrazo. Después me cuenta lo que paso cuando me fui, como el director le explica las consecuencias de sus actos y como esta vez se iba a librar. Miguel se salió de rositas, porque no recibió ninguna denuncia por parte del colegio o del profesor. Pero sus padres habían sido avisados, yo no les conocía mucho pero no parecían muy agradables.
Así acaba el octavo capítulo de Despierta.




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