Los últimos rayos del sol se difuminaban tras un viejo edificio donde solía vivir Lidia. Mire el reloj otra vez impaciente. Eran las 8:03. Llegaba tarde. Me temblaban las piernas y ya no me quedaban uñas que morder. ¿Me iba a dejar plantada? Espero que no porque me echaría a llorar. Además me había puesto mi mejor conjunto. Llevaba una jersey marrón claro, unos pantalones cortos negros, unas bailarinas negras y un bolso negro con tachuelas doradas. Como último complemento me puse un colgante con una cruz negra.
- Te voy a raptar.
- Adrián, esa es la mejor forma de saludar a una chica.
- Lo sé.
Me giré y le sonreí.
- ¿A dónde vamos?
- Si te lo digo, se estropea la sorpresa.
- Pero al menos que me tapes los ojos, voy a saber a donde vamos.
- Eres doña corregidora.
- Si, ese es mi trabajo. Molestarte.
- Tu lo has querido.
Se puso detrás mío y me tapo los ojos con sus frías manos.
- ¿Quieres que vaya así por la calle?
- Exactamente
Me reí mientras él se pegaba a mi, así que eché a andar.
- Estamos cerca.
- Si
Se oían ruidos de gente riendo y notaba como mis mejillas enrojecían.
- A la, ya puedes parar de temblar.
- Yo no estaba temblando.
El giró la cabeza y me miro fijamente, sus ojos se estaban riendo de mi. Tenía razón. Estaba temblando. Si el chico que me gusta, el primer chico que me gusta me pide una cita y no se como actuar, ¿cómo quiere que no tiemble? Mire la calle. Me ha traído a un kebab. ¿Cómo lo sabía? Me reí como una tonta.
- Me encanta
Él me cogió de la mano y me sentó en el banco que había delante. Al poco rato trajo dos kebabs. Nunca antes me había dado tanta vergüenza que se me llenase toda la cara de salsa.
- Estas guapísima.
- ¿Es una broma?
- En absoluto, esa lechuga sobre tu labio pega a la perfección con tus ojos.
Intente reírme. Después de acabar el maldito kebab, me cogió la mano y guió hasta el parque. ¿El parque? Después de pasear durante diez minutos, callados. ¿No tenía nada que decirme? No se me ocurría nada. Llegamos al lago. El parque estaba desierto, como de costumbre, la oscuridad estaba sumiendo al lago y la temperatura descendía. Llegamos hasta las barcas sobre la arena viscosa.
- ¿Nos vamos a montar en una barca?
- ¿No te gusta?
- Es perfecto, pero la próxima vez avisa de las actividades para que no coja hipotermia.
- Exagerada.
- Realista.
Nos reímos mientas nos montábamos a la barca. Me lo estaba pasando genial, Adrián es adorable. Estábamos en el medio del lago y Adrián había dejado de remar.
- No te lo he dicho en toda la noche pero tienes que saber que estas preciosa.
Le di la mejor de mis sonrisas mientras se lo agradecía.
- Tu también estas muy guapo, deberías ponerte más esa sudadera, te favorece.
- Vaya, ¿me estás dando consejos de moda?
- Como Justin Timberlake y Jessica ...
No pude acabar la frase porque Adrián pasó su mano detrás de mi nuca y se agachó hacia mi cara. Puso su frente sobre mi frente y sus labios estaban a pocos centímetros de distancia de los míos.
- ¿No crees que hubiese sido más apropiado besarme mientras me dejabas en casa como en las películas americanas?
- Nosotros no somos tan predecibles.
En ese momento se agachó un poco y ocurrió. Mi primer beso con el chico del que estaba enamorada. Así acaba el noveno capítulo de la segunda temporada de "Despierta".