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martes, 20 de agosto de 2013

Reconstruyendo la obra en Watttpad

Hola, dormilones. 

Me he dado cuenta de que quiero hacer mi obra más seria y la estoy retocando, pero no voy a retocar el blog. Voy a subir de nuevo la novela en otra plataforma, en Wattpard. Ya he hecho portada y he subido la introducción y el primer capítulo. He cambiado el nombre a los personajes y he añadido nuevas escenas y personajes. Además, los tres libros de la saga (yo los llamaba temporadas) son cada uno en un trimestre, creo. Así que por eso, la primera temporada va a ser trastocada, porque no pueden estar de viaje de fin de curso en el primer trimestre. Si queréis mi obra en Wattpad os dejo el link:  http://www.wattpad.com/23628548-despierta-introducci%C3%B3n#.UhPs0dLwmi4

viernes, 14 de junio de 2013

2 temp. 9 capítulo

Seguí caminando en busca de las fresas.
- ¿No me vas a preguntar nada? Eso no es propio de ti. Te estas haciendo la interesante, ¿es eso?.
Sonreí pero el no podía verme.
- Bueno, ¿qué tal el día?- dijo Miguel mientras se apoyaba en la estantería de cereales en frente mío. 
- Déjate de preámbulos, ¿qué ha significado la conversación por mensajes?
- Tendrás que ser más específica, recibo muchos mensajes de chicas interesadas en mi.
- Ahora tu te estás haciendo el interesante. No se te da tan bien.
- Bueno, pues no me acuerdo de que me hablas.
- ¿En serio tengo que recordartelo?
Él asintió con la cabeza
- Eres insoportable, ¿lo sabías? Bueno... quiero que me digas que significa - me giré para no tener que mirarle mientras le cuento esta cosa que me hace sentirme tan tonta- lo de que soy tu novia.
- ¿Qué no recuerdo nada de eso?
- Mira, te voy a pegar tan fuerte que vas a acabar acordándote.
- Vale, esta bien, esta bien. No trates así de mal a tu novio.
Sonreí. Me giré y cogí chocapics.
- ¿Y no crees que no es demasiado pronto? ¿Que no me conoces en absoluto?
- Somos jóvenes y tenemos que disfrutar al máximo, ser espontáneos y no guiarnos por lo que debe ser correcto.
Solté el carrito lleno de comida. Le miré a sus ojos tan intensos. Me acerqué a él. Mi cuerpo se calentaba. Le sonreí y puse mis manos sobre sus mejillas. El más mínimo roce me hizo sentir cosquilleos en las manos, que fueron extendiéndose por cada vena de mi cuerpo hasta quedar entumecida. Suspiré. 
- Coger a alguien así es extraño, teniendo en cuenta de que estamos en un supermercado. 
- Puede que tengas razón pero no se supone que tenemos que ser espontáneos y no dejarnos llevar por lo que debe ser correcto.
- Cierto.
- Bueno ahora cállate que tenía algo que decirte. Sabes que eres el chico más guapo que he visto en mi vida. 
- ¿Incluso más guapo que Peeta Mellark?
Me reí y retire mis manos de su cara. 
- Incluso más guapo que Josh Hutcherson. - no estaba segura si estaba mintiéndole - Lo que no logro a comprender es como alguien como tu sale con alguien como yo.
- ¿En serio Ana? Pues salgo contigo por como eres y además eres la chica más guapa que he visto.
Me puse roja.
- Me encanta que me mientas.
- La verdad es que Jennifer Lawrence es mucho más guapa.
Le pegué bruscamente en el brazo mientras gritaba su nombre. Pasó su brazo detrás de mi nuca y apartó el pelo, entonces acercó sus labios y me besó. Mi cuerpo no estaba preparado y se ruborizó. Me mordí el labio deseando que lo volviese a hacer. 





- "And everything has changed. All I know is we say hello, you´ll be mine and I´ll be yours. All I know is we said hello and everything has changed".

Maldita Ana que me ha pegado la canción. Taylor tiene una voz preciosa la verdad, debería descargarme esta canción. 

Salí de la ducha y me puse mi albornoz rosa donde tiene cosido "Berta" en mayúsculas de color blanco. 

Lidia me da mucha pena, que mal lo está pasando. Espero que la película y nuestra larga charla la hayan ayudado. 

Abrí la puerta del baño y pase rápidamente a mi cuarto. Puse "Everything has changed" en mi iPod y puse el volumen máximo y empecé a bailar. Me acerqué a mi mesa de estudio y dejé mi albornoz en la silla. Entonces oigo un silbido, provenía de la ventana. Giro bruscamente la cabeza y veo a un chico. ¡Un chico! Me estaba viendo desnuda. Pegué un chillido y corrí a mi armario donde no podría verme. 

www.thatstotallytori.tumblr.com

Me puse un vestido y me dispuse a salir de mi pequeño refugio para encararme a ese insolente niño que se ha atrevido a verme en mi momento más íntimo. 

Entonces pude verle mejor. Llevaba una chaqueta de cuero negra y una camiseta a juego con vaqueros y unas deportivas. Parecía un chico joven, tenía el pelo largo y lo llevaba todo hacia arriba. Su piel era de un color café con mucha leche y sus ojos era demasiado brillantes. Creí pensar que sus ojos tenían un brillo dorado. Ese chico, ¿de dónde había salido? Era misteriosamente demasiado atractivo.

Me acerqué a la ventana.
- ¿Qué coño haces en mi ventana?
En ese momento observé que estaba subido a un andamio. Las obras, ya habían llegado a mi cuarto. 
- Trabajar
- Si, seguro que eso significa mirar a los inquilinos de la casa.
Le estaba chillando. Estaba enfurecida. Seguro que alguien me pudiese haber confundido con Campanilla enfadada de lo roja que estaba.
- No, significa disfrutar de las vistas.
Nunca nadie me contesta. Nunca. Y si lo hacen se como contestarles pero en ese momento estaba en blanco. Solo se me ocurrió una cosa y le enseñe mi dedo corazón.
Me vestí donde no pudiese verme y me senté delante de mi mesa de estudio para intentar hacer algo. Entonces me giré para mirar la ventana y estaba allí sentado mirándome. ¿Qué debía hacer? Cerrarle la cortina en las narices o gritarle algo. Decisiones, decisiones. Así que abrí la maldita ventana de par en par. 
- Sabes Berta se que me deseas pero creo que entrar a tu cuarto sin conocernos es un poco precipitado. 
Le mire con odio como nunca había mirado a nadie.
- Sabes me están entrando unas ganas de empujarte, que te caigas al suelo y te rompas la cabeza.
- Vaya que grosera eres con tus invitados
- Tu no estas invitado deja de imaginarte cosas.
- Que mal me tratas después de tener en mi poder la noticia del día "He visto a Berta desnuda".
- Ni se te ocurra pervertido.
El se río. Agggggghhh. Se me tensaban los músculos de la cara y apretaba con fuerza mis dedos en puños.
- El caso es que quiero de dejar de oírte  Así que aparta tu feto de mi ventana que intento estudiar con luz natural, eso quiere decir que no me apetece bajar la persiana y encender la luz.
No se movió de ahí. Me quejé de una forma visible y el volvió reír  Baje la persiana tan rápida que me quemé la mano. Le acabo de conocer y ya le odio. Ni siquiera me se su nombre, y el si el mío. 

Los últimos rayos del sol se difuminaban tras un viejo edificio donde solía vivir Lidia. Mire el reloj otra vez impaciente. Eran las 8:03. Llegaba tarde. Me temblaban las piernas y ya no me quedaban uñas que morder. ¿Me iba a dejar plantada? Espero que no porque me echaría a llorar. Además me había puesto mi mejor conjunto. Llevaba una jersey marrón claro, unos pantalones cortos negros, unas bailarinas negras y un bolso negro con tachuelas doradas. Como último complemento me puse un colgante con una cruz negra.


L.O.V.E by tania-maria featuring sequin sweaters

- Te voy a raptar.
- Adrián, esa es la mejor forma de saludar a una chica.
- Lo sé.
Me giré y le sonreí.
- ¿A dónde vamos?
- Si te lo digo, se estropea la sorpresa.
- Pero al menos que me tapes los ojos, voy a saber a donde vamos. 
- Eres doña corregidora.
- Si, ese es mi trabajo. Molestarte.
- Tu lo has querido. 
Se puso detrás mío y me tapo los ojos con sus frías manos.
- ¿Quieres que vaya así por la calle?
- Exactamente
Me reí mientras él se pegaba a mi, así que eché a andar. 
- Estamos cerca.
- Si
Se oían ruidos de gente riendo y notaba como mis mejillas enrojecían. 
- A la, ya puedes parar de temblar.
- Yo no estaba temblando.
El giró la cabeza y me miro fijamente, sus ojos se estaban riendo de mi. Tenía razón. Estaba temblando. Si el chico que me gusta, el primer chico que me gusta me pide una cita y no se como actuar, ¿cómo quiere que no tiemble? Mire la calle. Me ha traído a un kebab. ¿Cómo lo sabía? Me reí como una tonta.
- Me encanta
Él me cogió de la mano y me sentó en el banco que había delante. Al poco rato trajo dos kebabs. Nunca antes me había dado tanta vergüenza que se me llenase toda la cara de salsa. 
- Estas guapísima.
- ¿Es una broma? 
- En absoluto, esa lechuga sobre tu labio pega a la perfección con tus ojos.
Intente reírme. Después de acabar el maldito kebab, me cogió la mano y guió hasta el parque. ¿El parque? Después de pasear durante diez minutos, callados. ¿No tenía nada que decirme? No se me ocurría nada. Llegamos al lago. El parque estaba desierto, como de costumbre, la oscuridad estaba sumiendo al lago y la temperatura descendía. Llegamos hasta las barcas sobre la arena viscosa. 
- ¿Nos vamos a montar en una barca?
- ¿No te gusta?
- Es perfecto, pero la próxima vez avisa de las actividades para que no coja hipotermia. 
- Exagerada.
- Realista.
Nos reímos mientas nos montábamos a la barca. Me lo estaba pasando genial, Adrián es adorable. Estábamos en el medio del lago y Adrián había dejado de remar.
- No te lo he dicho en toda la noche pero tienes que saber que estas preciosa.
Le di la mejor de mis sonrisas mientras se lo agradecía.
- Tu también estas muy guapo, deberías ponerte más esa sudadera, te favorece.
- Vaya, ¿me estás dando consejos de moda?
- Como Justin Timberlake y Jessica ...
No pude acabar la frase porque Adrián pasó su mano detrás de mi nuca y se agachó hacia mi cara. Puso su frente sobre mi frente y sus labios estaban a pocos centímetros de distancia de los míos. 
- ¿No crees que hubiese sido más apropiado besarme mientras me dejabas en casa como en las películas americanas?
- Nosotros no somos tan predecibles.
En ese momento se agachó un poco y ocurrió. Mi primer beso con el chico del que estaba enamorada. Así acaba el noveno capítulo de la segunda temporada de "Despierta".



domingo, 26 de mayo de 2013

Sueño

Hola. Antes de nada deciros que estoy mala, lo sé es irónico que en todo el invierno haya estado perfectamente bien y ahora que empieza el verano tenga mocos y ganas de estar debajo de una manta sin moverme las 24 horas del día. 

Bueno después de este inciso quiero contaros mi sueño. Es un poco exagerado, vale os lo explico. Esta semana uno de mis amigos de toda la vida (ya no nos llevamos tan bien, pero hablamos de vez en cuando. Le conozco desde hace once años.) le dijo a una de mis mejores amigas un secreto (ahora se lleva mejor con ella que conmigo). Ella tiene una especie de incapacidad para guardar secretos, así que lo soltó  Dijo que era gay. Creía que era un broma, en fin era increíblemente raro, no me lo podía creer. Era difícil de encajar. Creo que es que somos como hermanos, vamos que eso de hablar de nuestra sexualidad es raro. 

Entonces os cuento mi sueño. Estaba soñando que mi padre era gay. Jajaja. Entonces empecé a pensar que si mi padre era gay, no quería a mi madre y todo había sido una mentira. Entonces mi madre se estaba haciendo una operación en casa (no se de que era pero me estoy imaginando que era para cambiar su sexo y hacerse hombre). En fin estaba delirando.

Luego estábamos en una ciudad de viaje, no se si era Roma. Estaba con mi madre y sus hermanas y mis primas. Queríamos todas visitar iglesias y un montón de lugares pero algo nos impidió salir de la casa. Entonces yo las decía que ya no nos daba tiempo pero no salíamos. 

El resto no lo recuerdo. Bueno, espero que no penséis que estoy como una maldita cabra. Ya lo se. Jajaja. 

Gifs con vuestras reacciones:






sábado, 25 de mayo de 2013

2 temp. 8 capítulo

Adrian estaba sentado a mi lado en ese sofá tan cómodo. Estaba pensando en dónde podrían quedar Adrian y Sofía y se me ocurrió un lugar muy agradable.
- ¿Qué tal si después de la cena, la llevas al río?
- ¿Un paseo en barca? ¿No es demasiado romántico?
- Y ¿que crees que le gusta a una chica?
- Bueno, está bien. La puedo llevar a cenar a un restaurante italiano. ¿Le gusta la comida italiana?
- ¿Y a quién no? Pero creo que su comida favorita era... ¿cómo se llama? Errr... Así un kebab.
- Vaya, tal vez la parezca un poco cutre.
- Le va a encantar.
Sonríe picaramente. 
- Gracias, Ana.
- De nada. Ahora que está solucionado me voy a dormir.
- Buenas noches.
Me metí en mi cuarto y después de cambiarme de ropa e ir al baño, me metí en mi cama. Miguel me ha besado. No pude evitar que me saliese una sonrisita. 
- Le quiero. Le quiero. Le quiero. ¡Le quiero!
Los ojos se me empezaron a cerrar. Me dormí pensando en los recuerdos que tenía de él. 

El día pasó lento. Estuve estudiando física y biología. Recibí mensajes de Miguel, me preguntaba cosas y si quería quedar. Le dije que tenía que estudiar.



"Que aburrida es mi novia"
¿Qué? ¿Desde cuándo soy su novia? Empecé a bailar de forma alocada por mi cuarto.




Le contesté:
"Soy tu novia?"
"La verdad es que no hemos hablado de eso, una razón más para quedar."
"Está bien, voy a comprar comida al Hipercinco. A las 13:00."
"¿Sabes? Es curioso porque necesito con urgencia cinco rábanos  Hoy mismo voy a comprarlos y no se hable más"
Quedaban dos horas para verle y ya estaba pensando en que ponerme. Entonces recibí otro mensaje pero no era de la persona que yo creía. Era de Lidia.
"Tías, no os podéis creer lo que me ha pasado hoy...


- ¡Lidia, haz el favor de sacar a esta perra a la calle!
Agh. Maldita sea. Me levanté de la silla y esta crujió aliviada. La grite que si mientras me cambiaba de ropa y me peinaba el pelo. Estaba tan enredado que se me rompió el peine.
- ¿Qué podía ir peor?
- Quieres salir ya, que la perra se va a empezar a mear por la casa.
- Claro mama, como no. Sacaré a pasear a la perra cuando debería estar estudiando. Creo que puedo dedicarme a pasear perros, ese sería un buen oficio. Lidia, la paseadora de perros profesional.
Me acerqué a la perra que estaba tumbada en el sofá al lado de mi padre y la puse las correas. Empezó a quejarse y hacía sonidos desagradables, parecía que quería atacarme. Maldita, Lucky.
- No exageres, solo vas a tardar quince minutos.
- Lucky es una cagona y necesita sus cuarenta y cinco minutitos en la calle.
- Eres una quejica
- Para eso soy una adolescente 
- Que cruz, que cruz.
Me puse los cascos y salí de casa. En la calle, los primeros rayos del sol habían empezado a asomar. El viento azotaba los pelos de Lucky, mis músculos se tensaron y me dio un escalofrío.
- Además hace frío. Lucky tengo una pregunta, ¿por qué tienes que pasear tres veces al día? ¡Tres!



- ¿Sabes que eres adorable? Con eso me basta, te pasearé también por la noche. 
Estábamos llegando al parque. Lucky debió ver a un perro y como yo no estaba concentrada, se me escapó la correa.
- ¡Lucky!
La perra empezó a correr como nunca, yo empecé a correr detrás suya. 
- ¡Estúpida perra! Te quedas sin el paseo nocturno. Ya lo sabes.
Mis pulmones me decían que parara pero la perra seguía corriendo. El flato, como era normal, se apoderó de mi. Por fin la perra se paró y yo hice un último esfuerzo.
- Lucky, ¡yo te mato!
Me tire al suelo a por la correa. Para mi sorpresa, había otro perro con ella, me resultaba familiar.
- Vaya, creía que eras estúpida pero has conseguido superarte.
- Como no, el que faltaba. Un hola hubiese estado bien por tu parte, Gonzalo.
- Me desagrada tu presencia y tu perro está molestando al mío.
- Que agradable eres.
- No intentaba serlo, contigo perdería el tiempo.
- Me vas a guardar rencor para siempre.
- Creo que si.
Miré al suelo. Le hice daño y nunca me lo perdonará. En verano no soy la misma Lidia, soy más rebelde y alocada, no me importa nada ni nadie. Le hice daño. Me sentía tan mal, una gran carga se había alojado en mi pecho y no pretendía marcharse.
- Gonzalo, ¿cuantas veces tendré que pedirte perdón?
- Nunca será suficiente.
- No fue para tanto.
- ¿Que no fue para tanto? Dejarme tirado por la noche, sin teléfono, sin coche, en medio de la carretera mientras te marchabas con tu nuevo novio. Déjame que yo juzgue eso.
- Estaba borracha, Gonzalo. Tu me gustabas no él. Me hiciste creer que un amor de verano no tenía que significar algo fugaz, que podría durar. Me equivoque y te hice daño. Cada vez que te veo siento que te debo algo. Lo siento.
Nos quedamos los dos mirándonos con nuestros respectivos perros reuniéndose de nuevo después de varios meses sin verse. Una lágrima se cayó por mi mejilla, tan sola, tan fría, tan intensa. Consiguió que me derrumbase. Me sentía terriblemente mal por él y no podía arreglarlo, él iba a seguir sufriendo. 
- Espero que consigas perdonarme. Te echo de menos.
Él no contestaba, parecía que miraba al infinito. Cogí aire y lo solté:
- Podríamos intentar ser amigos.
Entonces levantó su cabeza el pelo rubio se le tapaba la mejilla. Sus ojos me miraron, esos ojos azules tan brillantes que no sabía con que compararlos. No recordaba que era tan grande, sus brazos eran musculosos y su pelo se había oscurecido. Había cambiado desde el verano, a mejor. Que fuese tan atractivo lo empeoraba todo. Me estaba mirando fijamente y sus ojos estaban enseñándome todo su odio hacia mi.Entonces fue cuando se giro y silenciosamente tiró de la correa de su perro y se alejo sin decir una sola palabra.
... Volví a casa llorando. Ha sido horrible. No puedo parar de pensar en él."




Se me calló una lagrima al escuchar su historia. Estábamos sentadas en su cama. Yo me levante corriendo y la di un fuerte abrazo, no quería soltarla. Noté su respiración en mi hombro y empezó a sollozar. Estaba temblando y su respiración se aceleraba.
- Lidia todo el mundo comete errores - decía a mi espalda Berta
Entonces la solté para que pudiésemos hablar todas con ella.
- Ya - no podía continuar, necesitaba coger aire y dejar de sollozar un rato. Sus lágrimas caían por sus mejillas a con mucha rapidez. - es que. Es que. Me. he dado cuenta. De que. De que le quiero.

Nos callamos. Lidia quiere a Gonzalo, pues que bien lo ocultaba el otro día. Lo cierto es que tenía cierto atractivo. ¿Qué podía hacer para ayudarla? Absolutamente nada, no hay nada que pueda hacerla no deprimirse.

- Podríais decir algo. Hacerme sentir menos impotente aunque sea imposible. Reconozco que le quiero cuando el me odia. Le quiero y el me odia. Además no hay nada que pueda hacerme sentir mejor por lo que hice, he visto su reacción y ha sido devastadora. Le he roto el corazón y, ¿quiero que me perdone? Lo llevo claro. No hay nada que podáis hacer para que me haga sentir mejor. Si estáis aquí es por ... Gonzalo. Le recuerdo al miraros. Esta en todas partes. 

Entonces volvió a llorar. 

Podéis ver una película. Olvidarás tu complicada vida durante dos horas y te meterás en una vida más sencilla y predecible.- dije tímidamente.
- Es una buena idea, no pensaras en él y sino pensamos en otra cosa - dijo Sofia.
- Espera, ¿tu no te quedas? - dijo Berta
- Tengo que hacer la compra. Lidia ahora no te dejo escuchar nada de Taylor Swift, se que es raro prohibírtela pero es necesario. Lo que tienes que hacer Lidia es dormirte pronto, a lo mejor lo consigues y le olvidas durante unas cuantas horas. Mañana será otro día y las cosas serán diferentes, ya lo verás.
- Gracias por ayudar Ana.- me contestó 
La di otro abrazo, esta vez más corto y la solté. 

Salí de su casa y llegué al Hipercinco. Entre y cogí una caja para coger comida. Pase los detectores y saqué la lista de la compra del bolsillo trasero del pantalón.
- No hagas esos movimientos que puedes poner cachondo a más de un cajero.
- Miguel- me reí. Así acaba el octavo capítulo de la segunda temporada de Despierta.

¡10 SEGUIDORES!

A pesar de llevar ya más de dos años con el blog, nunca me he puesto en serio leyendo otros blogs y interactuar con otros users de blogger. Ahora todo va de viento en popa, jaja. En serio, esto es increíble. Este mes he recibido más comentarios que en estos dos años, ha sido asdnsofindi. GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS! 

Mi reacción a esto:


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Si, me he vuelto un poco loca con los gifs, es que hay muuuchos. Ale, GRACIAS de nuevo :)

sábado, 18 de mayo de 2013

Sueño

Hoy he soñado algo tan extraño que he recordado mientras veía "Dawson crece" y salía una señora paseando a seis perros. Mi sueño de ayer estaba relacionado con pasear a un perro. 

Yo estaba en la calle y por alguna razón tenía un perro que no tenía correa. Así que empecé a tener miedo de que se me escapara y le intente cojer, pero pesaba mucho (aunque era de un tamaño normal) y me mordía. Así que desée que el perro me siguiese. Me giré y fui en dirección contraria y el perro me  siguió. Me hizo tanta ilusión que se lo empecé a contar a todas las personas que había cerca. 

Concluyendo, era un sueño raro, como todos los que tengo. Espero que hayaís disfrutado con mi sueño. 

domingo, 12 de mayo de 2013

2 temp. capítulo 7

Se supone que es mi amigo. Le mire llena de odio y solté su mano rápidamente.
¿Qué coño haces?- dije enfurecida. No esperaba ninguna contestación porque me puse a perseguir a Miguel que se había ido.

Intentar salir del salón era una lucha continua para esquivar golpes de hombros, codos, cabezas y brazos. Me hice paso hasta el pasillo. Vi a Miguel subiendo las escaleras. Me iba a costar alcanzarle.
¡Miguel! 
Cuando, por alguna ayuda divina, pude llegar al segundo piso, no había nadie. Estaban las luces apagadas. Abrí cada puerta y en más de una me encontré a gente liándose sobre la cama. Escenas desagradables. No estaba en ninguna parte. Si no ha bajado, solo queda una opción, la azotea. Subí rápidamente. Pude verle tumbado mirando al techo.
- Miguel, ¿Qué significa esto?
- Eso es lo que me pregunto yo
- No, eso es lo que me pregunto yo. 
Se río. Por lo menos hemos liberado tensiones. 
- A ver Miguel, no se porque te pones tan celoso de cosas que no son. ¿Crees en serio que estoy saliendo con mi mejor amigo? Pues te equivocas.
Me miró aliviado. Me quité los tacones y me tumbé a su lado. 
Lo siento
- Lo peor de todo es que puedo hacer lo que quiera con quien quiera, no estoy saliendo con nadie. 
Intentaba concienciarle de lo evidente. Él no era mi novio ni nada por el estilo. Estaba esperando una respuesta pero el no dijo nada. Así que me quedé mirando las estrellas, el cielo estaba tan oscuro que parecía lo único que nos iluminaba. Eran tan pequeñas e intensas. 
- Son increíblemente bonitas hoy
- Es cierto
- Ana
- ¿Si?
- ¿Quieres bailar?
Me reí. 
- Por supuesto
Se puso de pie y me ayudo a levantarme. Me puse los tacones y solo pude pensar que iba a echar de menos estar descalza. Me cogió de la mano y bajamos al primer piso. Las personas del salón habían menguado, teníamos espacio suficiente para no estar pegados. Entonces se oyeron gritos y ruidos provenientes del jardín.
- No me jodas- susurró Miguel preocupado
Tiró de mi brazo por el salón hasta que abrir la puerta de cristal. La piscina estaba llena de unas veinte personas. Miguel me soltó la mano, ¿por qué?, y se acercó a la multitud. Les estaba diciendo lo que no podían hacer. Me sentía un poco tonta, allí de pie, esperando. Entonces unas manos me cogieron de la espalda y me empujaron para el salón. Pegué un chillido, no era nada fácil andar hacia atrás si alguien está tirando de ti, y es infinitamente más difícil con estos malditos tacones. Pude oír la risa de Berta y Sofia.
- ¿Qué tal con el anfitrión? - me preguntó Berta curiosa
- Fatal, Abel le ha puesto celoso.
- ¿Abel? - dijo Sofía confundida
- Si, Abel. No entiendo que le pasa, ni por que ha hecho eso pero ay. En serio. Ag.
- Bravo por la forma tan increíble de Ana para expresarse. 
Le di a Sofía un codazo.
- No me hace gracia- dije con un tono bastante infantil.
Empezó a sonar "We are never ever getting back together"
- ¡Nooooo!- dije chillando - ¡Ah!
Ellas se rieron de mi reacción.
- Parece que Mireia y Lidia han elegido por fin la canción.



Oh. Mis amigas son las mejores personas que conozco, parece que piensan en mi todo el rato. Me sentí un poco culpable porque últimamente en nuestro grupo solo hablamos de mi, de mi, y otra vez de mi. Mireia y Lidia se acercaron a nuestro grupo y empezamos a bailar, además me acompañaban cantando. Se que canto fatal pero mi cantante favorito en una fiesta no se ve todos los días.



- Like WE ARE NEVER EVER GETTING BACK TOGETHER!
Era tan feliz en ese momento que nada ni nadie me haría bajar mi estado de ánimo. Bueno, tal vez el hecho de que se acabara la canción.
- Muchisimas gracias chicas. ¡Ha sido genial!
- Bueno creo que ya es hora de que bailes con tu amorcito.
- ¿Alguna vez lo dejarás de llamar así Berta?
- Cuando sea tu novio
La hice una mueca. El resto se rieron. 
- Creo que hasta ya sabe como se llamarán vuestros hijos.- dijo Lidia riendo
Miré a Berta esperando su respuesta.
- Pues claro, se llamarán Rocio y Lucas.
- Vaya, interesante noticia Berta. Reservarme otro baile, ¿vale?
Busqué a Miguel que no me fue muy difícil ya que estaba peligrosamente demasiado cerca de nosotras.
- Con que nuestros hijos se llamarán Rocio y Lucas.
Me puse roja como un tomate, "Por favor tierra trágame" gritaba sin respuesta. Le miré sorprendida y me reí por no llorar. El sonrió.


- Me gustan
¿Que significaba eso? No se lo que era pero consiguió tranquilizarme y dejar de estar preocupada.
- ¿Bailamos?
- Claro - empecé a andar hacia el centro del salón y el me cogió del brazo.
- Espera, me ha dicho una persona que solo te gusta bailar cuando escuchas música que te gusta.
¿Quién se lo ha dicho? Abel lo sabe de sobra pero... si seguro que ha sido él. ¿Acaso está intentando arreglar las cosas? Pues va a necesitar más que eso. 
Miguel cogió su iPod y empezó a buscar una canción en Youtube. Se volvió, me cogió de los dos brazos y me giró.
- No mires
Sonreí de nuevo.
Entonces, al cabo de un rato, escuché el principio de "You belong with me". Quería caer a sus brazos y que nunca me apartara de él. Ya no había vuelta atrás... chillé como una loca la letra de la canción.
- ¿Te gusta?
- ¡ME ENCANTA!
Me cogió de la mano y me llevó al centro del salón. Bailamos, la verdad yo no se bailar simplemente agito ligeramente mi cuerpo. A veces creo que deberíamos volver al siglo pasado en el que la gente bailaba cogido a su pareja y daban piruetas y  era todo más imprevisible y emocionante. Ahora solo agitamos nuestro cuerpo de forma sensual. Deprimente. Pero me daba igual. Yo solo podía pensar en Miguel delante mía, bailando una de mis canciones favoritas, conmigo.



- ¿Cómo va el tanteo?
- Uf... creía que bailabas mejor
Le empujé cariñosamente.
- ¿Entonces 2-2 no?
- ¿Perdona? Quien ha sido el chico que te ha puesto "You belong with me". Vamos 4-2.
- ¡¿En serio?! Esta competición es imposible
Nos reímos.
- Oye, ¿que hora es?
- Las 9:30
Entonces se calló y empezó a pensar. Yo mientras seguía cantando.
- You belong with me...
Acabó la canción. Creo que la canción expresa un poco lo que siento, quiero que esté conmigo y que se de cuenta de que le quiero. Pero creo que, en cierta medida, lo sabe.
Se giró y empezó a chillar.
- Ya no queda nada para las 10, empezar a desalojar.
Se volvió y noté sus ojos caramelo sobre mí. Esos ojos tan expresivos y preciosos, nunca había visto unos ojos marrones tan bonitos.
- Ana, ¿Quieres quedarte un rato más conmigo?
Mi cara de asombro le hizo reír. Así que me puse roja. Me apetecía dar chillidos de alegría pero solo me podía conformar con decirle si.
- Si, claro que quiero.
- Vale pues no te vayas. Seguiré intentando echar a la gente.
Me alejé de él y salí corriendo en busca de Berta y Mireia. Mire en el salón y no estaban. Salí al jardín, solo quedaban un grupo de gente que estaba tan borracha que no sabía donde estaban. Entonces pude ver a Sofia y Mireia empapadas.
- ¿Que pasa?
- Pues que tu mejor amiga está borracha y parece que su actividad preferida de la noche era tirarse a la puta piscina.

- ¡¿Qué?!
- ¡Mireia! Uno no entiendo porque estás borracha y dos tampoco concibo que te hayas tirado al agua. ¿En que pensabas?
- Deja de chillar. Tengo frío. 
- Además, no entiendo porque bebes tanto alcohol, teniendo en cuenta mi historial con la bebida. Esta tontería nos afecta a todas. ¿Por qué lo has hecho?
- Por que...- miró hacia otro lado. Su voz era ridícula.- es que no gusto a nadie. Nadie quiere hablar conmigo. No quieren salir conmigo. Me siento sola.
Nos señaló a cada una de nosotras mientras decía
- Tu tienes a Miguel. Berta tiene a todos. Sofia a Adrian. Lidia a Gonzalo.
Lidia no quería discutir pero vi su cara de furia cuando menciono el nombre de Gonzalo. ¿Que habrá pasado?
- Mireia a todas nos ha costado llegar hasta aquí y a ti aún te falta parte del camino, pero no te preocupes, dentro de nada llegarás. Por eso no hace falta emborracharse. Bueno cambiando de tema, ¿os vais ya no?
- ¿Acaso tu no?- dijo Lidia
- La verdad es que no. Miguel me ha invitado a quedarme un rato.
- Vais a hacer el amor desenfrenadamente, pues tomad precauciones que no quiero que Rocío llegue antes de tiempo.
Me reí por no matarla. 
- ¡Berta! - dijo Sofía en mi defensa.
- Gracias Sofia. Espero que tu cita de mañana vaya genial. 
- Es cierto, casi se me había olvidado. El hermanito de Ana tiene una cita con una de dos años mayor que ella.
- Solo nos llevamos 1 año y 3 meses.
Nos despedimos con abrazos y besos. 
- ¿Dónde va a dormir Mireia?- pregunté preocupada. Estaba claro que no podía volver así a casa.
- En mi casa que hoy mi padre volverá a las 12 de una cena de negocios.
- Vale Berta, si pasa cualquier cosa llámame.
Me quedé sentada en su sofá. No sabía donde estaba Miguel pero no tenía fuerzas para buscarle. Oí ruidos de gente que estaba siendo echada de la casa y se cerró la puerta principal.
- Por fin - dijo Miguel suspirando.- ¿Ana?
- Estoy en el salón
Sus pisadas se oían cada vez más cerca. Estábamos solos. Me tendió su brazo y me agarré a él. Me llevó hasta el jardín, allí había un banco que se balanceaba. Vamos, es como un columpio pero para tres personas juntas. Nos sentamos con cuidado.
- ¿Por qué no contamos nuestros sentimientos?
- Eh, no me parece algo romántico analizar nuestros sentimientos. Si quieres saber lo que siento vas a tener que arriesgarte.
No sabía como iba a reaccionar. Nunca creí que fuese capaz de decir algo así pero me gustó.
- Lo que me apetece ahora más que nada en el mundo es besarte
Mi cuerpo se relajó y creí que me iba a dar un infarto. Solo podía pensar que le gusto.
- Entonces bésame
Su cuerpo se acercó al mío. Mis latidos empezaron a acelerarse. Subió su mano hasta mi cabeza y me apartó con cuidado un mechón de pelo. Ese movimiento me parece tan romántico. Inclinó su cuerpo hacia adelante mientras pasaba su mano por mi nuca. Yo también me incline hasta él. Mi nariz rozó su piel y el lanzó sus labios contra los míos  Había olvidado como eran sus besos y la verdad es que son iguales que los de mi sueño. Solo me dio un beso y se apartó de mi boca. Mi cuerpo entero estaba temblando, algo dentro mió se había encendido y sentía que ardía. Era como llegar a flotar sobre las nubes. Pero volver a pisar sobre el suelo tan rápido fue una desilusión.
- Ana. ¿Qué significa este beso?
Respiré profundamente, odio contar mis sentimientos y más aun si me avergüenza contarlos.
- Me... me gustas Miguel, ¿no es obvio?
- Un poco - se río- tu también me gustas Ana.
Le gusto. ¡Le gusto! Sentía que me desmayaba.
- Ana, tengo que recoger esto. Pero esta noche en tu compañía ha sido perfecta. 
- Te ayudo.
Empezamos a recoger y me despedí de él con un abrazo. Volví a casa. ¿Que va a pasar a partir de ahora? No hemos dejado claro que somos. No entiendo nada. ¿Es que solo quiere que seamos amigos? Espero que no. Nada más abrir la puerta me encontré a Adrián nervioso esperándome.
- ¿Estás bien? 
- ¿Cuanto llevas esperándome?
- Un rato
- Mentiroso
- Se ve que estás bien.
- Si
- Pues yo no. Vale, estaba preocupado por ti pero también por mi. Mañana es mi cita con Sofia. Necesito ayuda.
Me reí. Así acaba el séptimo capítulo de la segunda temporada de Despierta.

domingo, 28 de abril de 2013

2 temp. capítulo 6

- Tías, ¿Os gusta este vestido?- dijo Mireia dudosa.
- Mmm, no mejor vamos a buscarte algo en el Stradivarius
- Vale Berta, gracias por ayudarme
- De nada
Mientras Mireia se lo probaba, yo salí del vestuario con un vestido en el brazo. 
- Lidia, déjanos verte
- Ya voy, ya voy.
Lidia salió con un vestido blanco ceñido y con unos cortes en la cintura. Le quedaba genial, estaba guapísima.

- Te lo quedas- dijo Berta
Me reí.
- Vale, Sofia es tu turno- gritó Berta
- Es que no me convence
- Sal de ahí, ¿No querías conquistar a tu pichoncito?
- Si, pero...
Sofia salió y nos dejó embobada. Nunca la había visto tan arreglada en mi vida y estaba preciosa. No es que el vestido fuese algo increíble, es como la quedaba. Parecía hecho a su medida.


- Creo que no tengo que decir nada al respecto, ¿Verdad chicas?
- No.
Y cuando se cambiaron y pagaron, nos fuimos al Stradivarius. Empezamos a buscar, me encantaba ver a Berta, parecía un perro oliendo a su presa, acercándose poco a poco hasta encontrarla. El vestido que había escogido para mi, me encantaba era precioso de un color azul oscuro intenso. Tal vez iba a enseñar mucho, creo que Berta lo había hecho adrede. Cuando me desnude y me lo coloqué con cuidado, me gusto mucho. Me sentía sexy y sonreí como una chica tonta. Lo que no me convencía del vestido era la cremallera que estaba en el escote, la intente bajar para comprobar si funcionaba y bajó hasta el final.
- Chicas, ¿no veis un poco arriesgado esto de llevar una cremallera de fácil acceso a mi intimidad?

Se rieron de mi. 
- Me da igual, te queda tan bien que no comprártelo sería un delito.
Eso es lo que en realidad buscaba oír. Sonreí de nuevo. Solo quedaba una chica y esa era Mireia. Salió con su vestido puesto, le quedaba bien pero ya tenía un vestido negro y no le convencía comprarse otro.
- Berta creo que no me lo voy a comprar
- Lo entiendo, además creo que el que tienes te queda mejor que este.
Pagamos y salimos a la calle, estaba vacía. A estas horas la gente no va de compras. 
- Misión imposible: llegar a mi casa, vestirnos, maquillarnos y llegar en 30 minutos a la casa de Miguel.
- Es imposible - dije
- Tu casa está a quince minutos de aquí y yo necesito coger mis tacones- dijo Mireia
- Y yo los míos- añadió Lidia
- Vale, podemos ir corriendo a nuestras casas, coger lo que necesitemos y correr a tu casa- dije
A todas les pareció bien. La poca gente que había en la calle se nos quedó mirando por el hecho de que estábamos corriendo como locas. Yo no tardaría más de cinco minutos en llegar a casa y si cojo mi bicicleta llegaré a casa de Berta en 10 minutos. El problema es que nuestro pueblo, bueno no es un pueblo pero es más pequeño que una ciudad. Es como un pueblo americano en el que las casas son todo chalets y se tarda en llegar a las casas lejanas. 

Nos separamos. Cogí mis tacones, me cogí un bolso, guardé en una bolsa mi vestido y me cambié a una ropa más ligera para guardarla más tarde en la bolsa. Llegué a casa de Berta antes de lo previsto. Su casa es mi casa ideal, me encantaría poder tener la suerte de vivir en un lugar así, es enorme, lujosa y a la vez amenazante y escalofriante. Aparqué mi bicicleta y llamé a la puerta. La puerta se abrió y apareció Berta con un pintalabios en la mano y en ropa interior. 
- ¿Berta?
- ¿Qué? No hay nadie en casa
- Vale, vale...
Se giró y fue moviéndose por el pasillo lleno de fotos familiares hasta su cuarto en el segundo piso. 
- ¿Sabes? La semana que viene empiezan a hacer unas obras raras y va a haber obreros por todas partes. 
- ¿Para que son las obras?
- No estoy segura pero van a poner andamios que rodearan la casa.
- Vaya
Llegamos a su cuarto. Berta tiene talento para decorar, las paredes de su cuarto pegan con los muebles por pequeños detalles, todos ellos tienen algo morado. Además tiene unos cojines sobre su cama típicos de una revista de diseño. Lo que más me gusta es que adorna las paredes con fotografías artísticas. También acumula posters en su corcho. Yo cada vez que entro me quedo embobada mirando que bonito es su cuarto. 

Se puso su vestido que la hace destacar, como siempre, entre nosotras. La eché unos piropos por su vestido. Era de un color salmón que favorecía a su tez pálida. 



Me sentó sobre su cama y me maquilló. Me quedaba muy bien, los tonos grises con mis ojos azules. Entonces empezaron a venir las chicas poco a poco y las maquilló. Nos pusimos todas nuestros preciosos vestidos y nos ayudamos unas a otras con las cremalleras. Mireia se estaba poniendo sus tacones negros cuando la di un consejo sobre su look, al que Berta le pareció un acierto. Me sentí orgullosa. Me reí como una tonta. Solo la había dicho que en vez de ponerse sus tacones negros, usase unos azules brillantes de Berta que harían destacar su vestido. Eran las 6:08 cuando estuvimos preparadas para ir a casa de Miguel.

Fuimos andando, así que tardamos media hora. 
- Ya estamos
Lidia se sabía bien su calle, por el hecho de que era su vecino.
- Que emoción
Estaba nerviosa y emocionada. Me temblaban las piernas y mi corazón iba más deprisa de lo normal. Cruzamos su jardín  Recuerdo que allí fue donde Miguel me vio llorar por primera vez. Al llegar a la puerta de su casa, la puerta ya estaba abierta. Sofia la empujo y pasamos. Me la conocía como la palma de mi mano. La cocina a la derecha, junto al comedor. A la izquierda el baño y el salón. Arriba hay dos baños más y tres cuartos. Uno para los invitados. Arriba del todo está la azotea, a la que solo subí cuando Miguel me enseñó su casa.

Había un montón de gente. Demasiada gente, eso a ver como va ha acabar. El pasillo estaba oscuro y lleno de gente. No se si vamos a poder llegar al salón. Berta quedó quieta y se giró para decirme algo. Se acercó a mi oído y me susurró.
- Ni se te ocurra beber nada. Si tienes sed te tiras a la piscina y bebe agua con cloro, que seguro que te sienta mejor que el alcohol.
Hice una mueca y en ese momento cual pez asustado de un tiburón se alejó. Iba a seguirla pero unas manos me taparon los ojos.  La persona con esas manos en mis ojos puso su cuerpo cerca mío. Sentía calor y emoción. Sentí su aliento cerca de mi oreja, me estaba susurrando.
- Sorpresa
Miguel. Aparte sus manos de mis ojos y me giré bruscamente. Me sorprendió ver que me equivocaba, no era él, era Abel. Me decepcioné y a la vez me sorprendí. 
- ¡Abel!- sonreí
- Hola.
- ¿Qué haces aquí?
Se río
- Pues lo mismo que tú
Eso lo dudé pero bueno.
- ¿Vamos al salón? 
- Si

Allí todo estaba con mucha más luz, la gente estaba sentada o de pie. La música conseguía hacer vibrar mi cuerpo, esa sensación me agobiaba. Además hacía mucho calor y no tenía espacio entre tanta multitud. Estaba sonando música reggaeton, la odio. Creo que la música tiene que transmitir algo, tristeza, odio, felicidad, algún sentimiento a través de la voz y la melodía. Lo único que transmite el reggaeton es sexo y de una forma vulgar, horrenda y asquerosa, y para colmo no saben cantar. A la gente le gusta solo para bailar, a mi me hacen bailar las canciones que me gustan. Así que suelo pasar 2/3 de las fiestas sentada.

Abel se sentó a mi lado. Me empezó a susurrar cosas y entonces, me cogió de la mano. Abel y yo eramos amigos desde hace años pero no nos cogíamos de la mano. No entendía nada, cogerse la mano es algo más que amistoso. Me puse a pensar porque había hecho eso, levanté la cabeza y miré hacia la multitud. Solo pude ver a Miguel confundido. No me podía estar pasando esto. ¿Por qué demonios habría hecho eso Abel? 
Así acaba el sexto capítulo de la segunda temporada de Despierta.

jueves, 25 de abril de 2013

Cada día haz cosas que te asusten

Hola. Hoy solo quería deciros que cada día hay que aprovecharlo al máximo. Esto me lo ha recordado una amiga que esta enamorada de un tío, parece una típica película americana, porque él no lo sabe. Además cada vez que le ve no sabe que decir y hace estupideces. (si supiese que estoy escribiendo su historia, me mataría). Así que hoy por el chat me ha enviado esta foto:


Y es muy inspiradora, la dijo Eleanor Roosevelt. Creo que es más fácil dar consejos que ponerlos en práctica pero si podéis, intentadlo. Ser atrevidas y no tan tímidas como yo. Así que intenta hacer cosas que te asusten para vivir nuevas experiencias y sentirte mejor contigo misma. 

domingo, 7 de abril de 2013

2 temp. capítulo 5

El profesor nos dijo que la clase había acabado, que nos cambiáramos. Me cambié bastante rápido y esperé a Lidia y a Mireia. Salimos del vestuario. 
- Tía, tienes que hablar con él- susurró Lidia
- Se esta colando por ti- añadió Mireia
- Que decís...¿De verdad lo creéis?- dije sonriendo.
- Pues claro, ¿estás ciega?- dijo Mireia
- Venga, cuando abra la puerta métete entre los chicos y nosotras nos quedamos apuntando el grupo.- dijo Lidia
- Vale- dije insegura.

Se oyeron los ruidos de unas llaves y la gente empezó a alborotar. Me acerqué a la muchedumbre. Miguel me vio y se acercó a mi. 
- Bueno, ¿te gusta tu grupo?
Me reí. Que adorable, como no me va a gustar si estas tu.
- Ha sido inesperado y por eso me encanta
- Te gusta lo inesperado
- Si, las sorpresas. - dije sonriendo. Un poco raro hablar de mi.
Sonrió, esa sonrisa tan irresistible. Quería besarle y besarle, era tan difícil mantenerme alejada. Me sentía identificada con esta canción, empecé a tararearla:

          

Miguel no decía nada. Yo tarareaba, es lo que suelo hacer, es algo entretenido.
- ¿Que cantas?- me preguntó. Me sorprendí, no sabía que me oiría.
- Pues, seguro que no conoces el grupo, son dos chicas.- dije
- Necesito más información sobre ellas- dijo con sarcasmo
Me reí
- Vale, se llaman Tegan y Sara
- No, no las conozco
- Un punto para Ana
- Bueno, bueno, pues dos para mi que he creado nuestro fantástico grupo de educación física. Voy ganando.
- Uff, pues va a ser difícil de superarte - me reí
Nos quedamos en silencio de nuevo, ya solo quedaba un largo pasillo hasta nuestra clase. 
- Bueno tal vez si bailas mejor que yo esta noche, me puedas empatar- me soltó. ¿Ha querido decir algo que no logro a entender? Bueno, quería verme bailar, algo es algo.
- Seguro que te empato
- ¿Tanta confianza tienes en que bailo mal?
- Tanta confianza tengo en que bailo bien
- Pues reservarme un baile y lo comprobaré - me dijo sonriendo. Casi me desmayo, me había pedido un baile, un baile, tres minutos pegado a él. Tan cerca... mil deseos se me pasaban por la cabeza. De rozar sus labios, su piel y su pelo.
Sonreí con él. Nos miramos durante unos segundos intensos, quedaba unos pasos para llegar. Quería hablar con él, más, tenía tantas cosas que contarle aunque no podía contárselas. Tenía ganas de llorar, me mordí el labio para evitarlo, le echaba tanto de menos. Tanto. 
- Claro - contesté rápidamente mientras sonreía de forma pícara. Entramos en clase, él se alejó de mi y yo de él. Ya le echaba de menos. "¿Cómo le puedes echar ya de menos Ana?" ¡Este amor es demasiado intenso! "Piensa en otra cosa Ana, anda". Es que es tan guapo. Tan guapo, con esos ojos de un color marrón caramelo y esa piel tan clara y esos hoyuelos. 

Recreo otra vez. ¡Un momento! Berta nos dijo que saliéramos para airearnos, entonces podré ver a Miguel afuera. Una enorme sonrisa se dibujo en mi cara. 
- Uhh, creo que alguien ha estado hablando con Miguel- rió Lidia
- Shhh- intentaba callarla. Pude ver como dos chicos cerca nuestro se giraban al oír el comentario. 
- Anda, marchémonos que la gente es muy curiosa- dijo Lidia. La seguimos. Nos estaba dirigiendo a la clase de Berta.
- Lidia no te acuerdas que Berta nos dijo que nos fuésemos al patio que ella estaría haciendo deberes- comenté tímidamente
- ¿Desde cuando quieres salir al patio?- dijo Mireia extrañada mientras se colocaba bien la camiseta.
- Un momento,- Lidia estaba pensando. Se paso los dedos por su pelo. En seguida lo relacionó.- con que quieres ver a tu amorcito.- dijo entre risas.
Yo puse cara de indignada y cruce los brazos.
- Estas obsesionada- soltó Mireia
No sabía si tomarlo mal o bien. Me parece la pura verdad. Ellas no saben lo que estoy sintiendo, esta gran impotencia que tengo es horrible. 
- Es cierto, así que podéis hacerme el favor de callaros la boca y salir fuera conmigo.- dije con un poco de enfado
Lidia pegó una carcajada y me agarró del brazo. Miramos a Mireia y ella dijo:
- Está bien
- Gracias
- Nada ¿Para que están las amigas?
Cruzamos la gran puerta azul oscuro. Ese color lo relacioné con el de una revista que leí el otro día, es el nuevo color de moda. "Vale Ana, creo que estás nerviosa porque relacionar una puerta con el color de moda, no es normal". Me encantan estas conversaciones que tengo conmigo misma. Soy  como dos personas, lo raro es que las dos personas soy yo, así que me contradigo constantemente. Es entretenido. Bajamos unas escaleras del patio, hacía un poco de frío, por eso no me gusta salir fuera. "Mentirosa, no te gusta por que eres una vaga" dijo mi voz interior. "Gracias" la contesté. 

En el patio hay seis bancos, tres en un lado y tres al otro.



Todos estaban ocupados. En uno estaba el grupo de mi hermano, pude ver como buscaba a Sofia y al ver que no estaba apartó la vista de nosotras. Sonreí, que mono. Entonces miré al último banco de la derecha, estaba allí. Estaba sentado, llevaba una camiseta de manga corta gris, unos vaqueros y unas zapatillas Adidas. Me miró. Me encantaría parar el tiempo y quedarme allí, de pie, mirándonos. "Que romántica eres". Sonreí. Nos estábamos alejando, ya no podía verle. Lidia expulsó aire muy fuerte y me cogió del brazo y me empujó con ella. Me estaba llevando al grupo de Miguel y ahora que hago. Que vergüenza. Cuando me soltó el brazo pude ver quienes eran. Estaba Gonzalo, Nacho, Jaime y un chico nuevo. ¿Quien era? Lo que me desconcertaba es que me sonaba su cara. Esos ojos verdes. Me estaba rompiendo la cabeza intentando averiguar quien era.
- Hola, Miguel ¿donde está tu casa?- preguntó Lidia
- Lidia que inoportuna -dijo Gonzalo

Lidia le miró con cara de indiferencia. Se notaba la tensión después de una ruptura. Salieron en verano, solo dos semanas, nada serio. Lidia nunca hablaba de él, supongo que por eso había hecho ese sonido de enfado. No quería ver a Gonzalo pero me quería ayudar. Que maja.
- Mi casa está en la calle Amapola, al lado hay un chino.
- ¿El qué está delante del Zara?
- Si - sonrió.
- Genial, gracias.- Lidia no se movió. 
Se nos tenía que ocurrir algo que decir para no irnos. Echamos un paso hacia atrás. Me estaba mirando. Todo estaba pasando muy lento, los siete nos mirábamos las caras. Fue un momento bastante gracioso, intente no reírme.
- Ehhh... ¡Oye Ana aún no te sigo en twitter! ¿Cómo es?
Pegué otra carcajada y sonreí, de cierta manera me había invitado a quedarme con él. No podía ser más mono. "¡TE QUIERO!" decía mi estúpida mente.



Cuando hablo contigo sonrío como una idiota.
Me senté al lado suyo en el banco. Me miraba fijamente.
- Pues es @Ana...Mellark
- No - me dijo a punto de reírse
- Si - dije avergonzada
Entonces se río.
- Con que te gusta Peeta Mellark
- La pregunta es ¿Cómo es que a ti no te gusta?
- Porque no soy gay
- Yo por él me haría gay
Se volvió a reír. Yo sonreí. Me encanta hacer reír a la gente y sobre todo si es de él de quien hablamos. Y solo una cosa pudo arruinar ese momento, la maldita campana. Todos nos levantamos y llegamos a clase. Solo quedaban dos horas que pasaron muy lento, pero por fin la campana volvió a sonar. Guarde mis cosas, cogí la mochila, subí la silla a la mesa (para que a las mujeres de la limpieza no les costase tanto limpiar). Llegamos las cinco chicas a la escalera delante de la puerta del colegio. 
- Tías entonces, ¿a qué hora quedamos?
- Mmm
- A las 3:00 - dijo Mireia
- Pero si son las 2:00 - dije
- Si no, no nos va a dar tiempo a comprar y maquillarnos y todo eso...-me contestó Mireia
- Ana, ¿podemos ir a tu casa? es que las nuestras están bastante lejos para ir, volver, y comer.- dijo Berta
- Bueno, yo vuelvo a casa que vivo más cerca y así solo alimentas a 3 bocas- dijo Lidia.
- Mis padres nunca vienen a comer pero es que no tengo comida, ¿os vale comer sandwiches? - pregunté agobiada
- Claro, a mi me encantan los que haces, son deliciosos - dijo Berta
Todas aceptaron y vinieron a casa. No esperamos a mi hermano porque tiene un calentamiento raro de una hora y después otro de dos horas por la tarde. No se como no se muere en ese campo de fútbol. 

Llegamos a casa. No había nada, como siempre. Ellas seguían hablando pero yo no las escuchaba. Dejamos las cosas en mi cuarto y me metí en el baño. Hice todo lo que las damas hacen en el baño y me lave las manos para "cocinar". Saqué todos los ingredientes posibles; pan de molde, jamón york, jamón serrano, queso, queso de untar philadelphia, nocilla, ensalada que sobró de alguna comida y mayonesa. También saqué cuatro vasos, una botella de agua fría, fanta de naranja y coca cola. Saqué picos que se pueden untar en el queso. 
- Nos está sirviendo un banquete y nosotras sin ayudarla- se quejó Mireia
- Bueno, ahora que vamos a comer y nos vamos a relajar, Ana me tienes que contar que ha pasado hoy con tu pichurri- dijo Berta
Yo suspiré. Me senté en una silla y me preparé mi sandwich. 
- Pues... - y las conté mi bonita historia de hoy en el banco.
- Esta colado por ti, le has hecho colarse por ti en un día, un record- dijo Berta
- No, que te inventas...- la contesté
- Yo no me río tanto como cuentas que el se ríe con tus chistes- confesó Berta
Sonreí.
- Tías, creo que se quien dices- dijo Mireia
- ¿Qué?- no entendíamos nada
- Pues que creo que se quien es. Has dicho "quien es ese que está sentado en el banco". Yo creo que es uno que vive cerca mío es moreno con ojos verdes.
- Si, es ese- contesté
- Lo sabía- rió Mireia.
- Salía en mi sueño, te siguió a casa una vez Mireia.- dije. Las estaba ocultando cosas, sabía donde vivía. ¡Tengo que ayudarla! A lo mejor no están en la misma situación.
- ¿Y que pasó después?
- Nada.
Se desilusionó. ¿Le gusta?
- Oye, ¿cómo se llama?- pregunté
- Mmm... creo que se llama Alex



- Te pega ese chico, Mireia. Es misterioso y mono.- dije
- Oh, Alex y Mireia besándose debajo de un árbol. Mua mua mua. - decía Berta pero Mireia la calló. 
Comimos nuestros sandwiches viendo Castle y nos preparamos para ir de compras. Así acaba el quinto capítulo de la segunda temporada de Despierta.